PENSAMIENTOS INTRUSIVOS

¿Es normal tener pensamientos intrusivos?

Los pensamientos intrusivos son parte de una generación de ideas que se pueden presentar en mi mente de forma aleatoria y que son casi inevitables

Solo en algunos casos se requiere apoyo profesional ante pensamientos intrusivos.
Solo en algunos casos se requiere apoyo profesional ante pensamientos intrusivos.Créditos: Canva
Escrito en OPINIÓN el

¿Tienes pensamientos intrusivos? Frecuentemente nos surgen las dudas si cuando nos abordan pensamientos que se meten en nuestra cabeza, crecen, no se salen, y, sobre todo, se presentan en los momentos más incómodos, sobre si son normales, sólo me pasan a mí o es un signo de una patología donde tengo que salir corriendo al doctor a revisarme. 

Ejemplos de este tipo de pensamientos nos sobran:

  • ¿Es normal quererse lanzar al vacío en la orilla de una terraza o en un ventanal?
  • ¿Me tengo que preocupar si voy conduciendo y me cuestionó si debo de dar el sentido de la curva en el volante o seguirme de frente al precipicio?
  • ¿Cuál es el sentido de mi vida?
  • ¿Qué pasaría si hoy me diera un tumor cerebral y me muriera muy rápido?

Hay que decir que cuando se han hecho cuestionarios especializados tipo encuestas a nivel de público en general con resultados apabullantes, entre el 30 al 70% de los abordados respondieron que cuando menos alguna vez en su vida han presentado esta duda, muchas de las ocasiones, se sienten tan incómodos de haberlo reflexionado, que como consecuencia no se lo cuentan ni a las personas más cercanas en su red de apoyo.

¿Qué significa tener pensamientos intrusivos?

La siguiente pregunta que me hacen en el consultorio es: “Y a todo esto, ¿estos pensamientos tienen o cumplen con alguna funcional en la vida? Aquí generalmente soy muy contundente: NO, no realizan ningún servicio a nuestro aparato mental.

Son parte de una generación de ideas que se pueden presentar en mi mente de forma aleatoria y que son casi inevitables al referirse a situaciones límites, donde me confrontan con la posibilidad de morir o de perder mi mente, a donde puede recurrir mi cerebro en momentos en los cuales está tranquilo y nada más importante ocupa ese espacio en la reflexión

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Que se me vengan a la punta de la lengua no requiere de iniciar la búsqueda de atención profesional. El mejor manejo recomendado, es detectarlos, si llegan saber que están ahí, después de leer esta columna, saber que no se le debe de buscar significados ocultos ni interpretaciones baratas, entender que son frecuentes y no extraños y que, al convertirse en molestos, o ante la necesidad de cambiar mi foco de atención hacia otro sitio más importante, logre dejarlos pasar, restarles desgaste e irnos a lo que siga en mi vida cotidiana.

Una mención especial se merecen estos pensamientos si vienen en el contexto de un estado de ánimo alterado, con un afecto triste y deprimido, o en medio, del descontrol de mi ansiedad. Así todo cambia. Las ideas se representan como síntomas relevantes dentro de padecimientos de la salud mental y que si demandan el darles seguimiento y reportarlos para conformar un diagnóstico o medir la evolución correcta de un tratamiento.

Por lo tanto, a relajarnos, dejarnos de espantar con estos eventos aparentemente catastróficos y enfocarnos en vivir, sentir y actuar de acuerdo con el momento presente y no a las anticipaciones de un futuro incierto. A disfrutar de la vida en el aquí y el ahora.

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