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¿Qué es el reflujo gastroesofágico y cómo atenderlo?

En los casos más graves puede ocurrir un cambio de la mucosa esofágica que muchas veces antecede al cáncer de esófago

Escrito en OPINIÓN el

¿Qué es el reflujo gastroesofágico?

Este padecimiento describe el paso anormal del contenido del estómago hacia el esófago y el manejo médico inicial es con medidas higiénico-dietéticas, después se continuará con tratamiento por 4 a 12 semanas que es muy eficiente en la mayoría de los pacientes, en un 80% aproximadamente; cuando estas medidas fracasan, debe realizarse tratamiento quirúrgico.

La prevalencia en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de pacientes con reflujo gastroesofágico (RGE) es del 3 -4% de los que acuden a cita de primera vez.

Es importante identificar los síntomas del reflujo gastroesofágico, que son:

Principalmente el ardor o quemazón, que asciende desde el estómago hacia la garganta, que empeora tras las comidas, especialmente con excesos dietéticos. En algunos casos los síntomas predominantes pueden ser respiratorios como afonía o dificultad respiratoria.

Quienes más padecen de esto son los pacientes con hernia entre el estómago y el esófago, aquellos que consumen alimentos como: chocolate, pimienta o especias, menta, grasas, café, tabaco y alcohol; la obesidad y el embarazo también favorecen esta condición.

Complicaciones del reflujo gastroesofágico

Las complicaciones dependen de la severidad del reflujo. La más frecuente es la inflamación de la mucosa del esófago y en casos graves pueden ulcerarse y sangrar, reduciendo el tamaño de la luz esofágica y dificultando el paso de los alimentos.

En algunos casos puede ocurrir un cambio de la mucosa esofágica, conocida como «esófago de Barrett» y se considera un factor de riesgo para cáncer de esófago.

El diagnóstico inicial del reflujo gastroesofágico se basa en los síntomas cuando estos son persistentes o resistentes a un tratamiento farmacológico, ante ello el médico debe realizar las siguientes pruebas diagnósticas:

  • Endoscopia: permite saber si se ha producido inflamación esofágica y su severidad, así como tomar muestras en el caso de encontrar lesiones y descartar otras enfermedades.
  • Manometría esofágica: mediante una sonda se estudia cómo se mueve el esófago cuando el paciente traga líquidos.
  • Radiografías con contraste: se estudia el paso del contraste del esófago al estómago y la existencia o no de reflujo hacia el esófago.
  • pH metría de 24 horas: consiste en introducir una sonda por la nariz con un sistema en la punta que detecta el pH existente en el esófago y/o en el estómago. Permite saber cuándo se producen los episodios de reflujo, cuánto tiempo duran, si se relacionan o no con los síntomas, etcétera.

(Foto: James Heilman, MDAchalasia2010, Cropped por *, CC BY-SA 3.0)

El reflujo es una enfermedad crónica y, como tal, requiere un tratamiento de mantenimiento. En los casos leves sólo requiere controlar los síntomas y la duración del tratamiento puede variar de 4 a 12 semanas. Los casos graves requieren tratamiento de mantenimiento aunque no existan síntomas. Es necesario bloquear la secreción ácida del estómago. Si hay síntomas de regurgitación se pueden indicar fármacos que aumentan la motilidad esofágica. 

En los tres niveles de atención del IMSS se atiende este padecimiento, los casos en los que es necesario un tratamiento farmacológico a largo plazo o en caso de que sean necesarias dosis muy altas de fármacos anti-secretores, se puede optar por un tratamiento quirúrgico llamado funduplicatura, y que en la actualidad se puede realizar en la mayor parte de los casos por laparoscopia.

Recomendaciones para evitar el reflujo gastroesofágico 

  • hacer ejercicio regularmente y mantener un peso saludable
  • reducir o eliminar los alimentos grasosos o picantes 
  • evitar la cafeína, el alcohol y el tabaco 
  • reducir los tamaños de las porciones a la hora de comer 
  • no tomar alimentos tres horas antes de dormir
  • mantenerse en posición vertical después de las comidas