20 febrero 2019
Actualizado 14:39:49
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Aun cuando son adultos, los hijos pueden provocar severas alteraciones en la salud mental de sus padres, como angustia y depresión, a causa de sus problemas personales como divorcio, desempleo, adicciones, dificultades financieras, entre otras.
Así lo revela el estudio presentado en la reunión anual de la Asociación Psicológica de Estados Unidos, en San Diego, el cual fue dirigido por la doctora Karen Fingerman, gerentóloga de la Universidad Pardue, en West Lafayette, Indiana.
Entre las conclusiones se destaca que aun cuando haya otros hijos que tengan una vida estable o incluso sean exitosos en uno o varios sentidos, esto no aminora la tensión que ocasiona tanto en el padre o madre los problemas de uno solo de sus descendientes.
La doctora Karen Fingerman explicó que esto se debe a que con los hijos adultos se establece una fuerte inversión emocional, que afecta tanto el aspecto psicológico como el bienestar físico.
“Los hijos adultos no son cualquier relación, la gente tiene una fuerte inversión (emocional) en sus hijos”.
Dentro de dicho estudio, se realizó una encuesta a más de 600 padres de entre 40 y 60 años de edad, de la a zona de Filadelfia y, en conjunto, tienen 1,250 hijos mayores de 18 años.
El 15 por ciento de los encuestados afirmó tener hijos exitosos, y otro 15 por ciento reconoció que ninguno de sus hijos lo era. La mayoría de los padres (apenas más de dos tercios de ellos) aceptó que al menos tenían un hijo adulto que había atravesado un problema o un conflicto reciente.
Algunos de los problemas eran el resultado de mala suerte (como enfermedades inesperadas), pero más de la mitad estaba relacionado a un comportamiento o estilo de vida, como son los concernientes a relaciones interpersonales (matrimonio o parejas, amistades, relaciones laborales, etcétera), abuso de drogas o de alcohol, y problemas económicos.
Naturalmente los padres con hijos exitosos manifestaron satisfacciones; pero llamó la atención de los especialistas que aquellos con uno o más hijos con una gran estabilidad, no lograran superar la angustia o depresión que les causa el tener al menos uno de sus descendientes con algún problema.
El malestar de estos padres, superaba el bienestar y la felicidad que les generaban el resto de sus hijos más exitosos, sobre todo si el problema de sus hijos derivaba de un conflicto ganado, más que de una situación circunstancial, destaca la investigación.
“Pensamos que un hijo exitoso podría opacar al hijo problemático, pero no fue el caso. Eso nos sorprendió un poco”, expresó Fingerman.
Debe señalarse que el estudio en mención se realizó antes del colapso financiero en Estados Unidos en el año 2008, sin embargo los expertos apuntaron que esta circunstancia sólo acrecentó la angustia de padres que ya tenían a hijos con problemas.
“Anecdóticamente, he visto un incremento en el comportamiento de temor de los padres con respecto a sus hijos”, explicó o la psicóloga Katherine Muller, directora del programa de terapia de comportamiento cognitivo en el Centro Médico Montefiore, en Nueva York. “El tema surge sin importar cómo esté la economía, pero en los últimos dos años, he escuchado que hablan de dinero con más frecuencia”.
Esto, porque además de temer por el desempleo de un hijo o de la caída del valor de su casa, los padres también asumen “comportamientos de supervisión”, es decir, llaman y visitan a sus hijos adultos con mayor frecuencia.
Es esto lo que repercute directamente en la salud mental de los padres, pues se ven forzados a cambiar sus hábitos tradicionales y sus actividades diarias, pero además, el estrés que provoca un problema financiero de los hijos empeorar cualquier otro problema, dijo la doctora Carol Bernstein, profesora adjunta de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York.
“Si a esto agregan que la gente teme por su situación financiera, cualquier otro problema que ya exista, como un hijo enfermo, crecerá mucho más” y el problema es mayor cuando se registran relaciones familiares disfuncionales. “Sabemos que las familias grandes están desapareciendo y todos viven vidas fragmentadas, por lo que el impacto de un hijo que necesita más cuidados o que tiene más problemas será más resentido por los padres porque no cuentan con grandes redes de apoyo”, concluyó la experta.
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