21 febrero 2019
Actualizado 14:53:04
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Hace unos días SUMEDICO documentó cómo leer siempre ilustra, pero leer las etiquetas de los alimentos que vamos a consumir nos puede ayudar a llevar una dieta más sana, pues así lo acaban de comprobar investigadores al analizar los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Estados Unidos de los años 2005 y 2006.
La información señala que el 61.6 por ciento de los participantes leía la información nutrimental de los alimentos, 51.6 por ciento examinaban la lista de ingredientes, 47.2 leían el tamaño de la ración y 43.8 por ciento revisaban alguna vez los beneficios a la salud.
En el estudio que se publicó en la revista Journal of the American Dietetic Association, se destaca que hubo grandes diferencias entre las personas que leían las etiquetas y las que no lo hacían en su consumo total de calorías, grasas, grasas saturadas, colesterol, sodio, fibra dietética y azúcares.
Una de las cosas que cuesta más trabajo es bajar de peso. Hay que ser disciplinados y mantener una buena alimentación, además de hacer ejercicio.
La obesidad incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer y patologías cardiovasculares. Además, es la segunda causa (que se puede evitar) de muerte.
Lo malo es que la gente hace caso omiso del incremento de obesidad en México, al seguir comiendo productos ricos en grasas y azúcares. Bajar considerablemente la cantidad de lípidos y azúcares en la comida, sería, sin duda, una gran medida para combatir la obesidad.
Al respecto, la revista Yo con Diabetes, retoma las recomendaciones de la doctora Susana Monereo, jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario de Getafe, en Madrid, España, quien menciona: “Cuando uno se pone obeso, el que adelgace un poco siempre va a ser muy positivo. Pérdidas de un 5 al 10% del peso corporal tienen beneficios muy importantes para la salud”.
Te sorprenderías de ver que, poco a poco, puedes realizar diferentes actividades de forma más cómoda gracias a la pérdida de peso. Cosas tan sencillas como: recoger algo que se te cayó, abrocharte los zapatos y subir escaleras sin agotarte, son más fáciles con unos kilos de menos.
Todo esto es posible si reflexionas sobre tu calidad de vida y te aplicas para mejorarla. No se trata sólo de adelgazar, sino también de cambiar tus hábitos de forma positiva.
Comer bien no significa matarte de hambre, sino equilibrar los grupos alimenticios y no abusar de ninguno. Tu nutriólogo te puede asesorar para que comas lo que vaya mejor con tu organismo.
Hacer ejercicio, de acuerdo con las recomendaciones de tu médico, también es de gran ayuda y te permitirá ser una persona más sana.
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