23 febrero 2019
Actualizado 06:00:49
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De acuerdo con una investigación publicada en Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, el ejercicio puede ayudar a combatir el cáncer de mama invasivo, pero no el no invasivo o llamado in situ.
Según los investigadores, los beneficios de la actividad física pueden obtenerse hasta que el cáncer comienza a atacar otros tejidos o a expandirse por la mama.
El trabajo, realizado en el marco del Estudio Prospectivo Europeo sobre Nutrición y Cáncer (EPIC), luego de seguir por once años a 283 mil 927 mujeres, entre las que se detectaron mil 59 casos de cáncer de mama in situ, concluyó que realizar ejercicio no reduce el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.
Los investigadores destacaron que no hubo diferencias entre los diferentes grupos de edad, no en estructura corporal, mientras que para el cáncer de mama invasivo estos factores si tienen incidencia en los resultados obtenidos.
“El cáncer de mama in situ podría responder a causas distintas a las del cáncer de mama invasivo, o bien la actividad física ejerce su efecto de protección en etapas más tardías del proceso de carcinogénesis, lo que explicaría que no se haya encontrado esta asociación en el no invasiva”, sostiene María José Sánchez Pérez, directora del Registro de Cáncer de Granada y una de las autoras del estudio.
El carcinoma de mama ductal in situ es la forma más frecuente de cáncer de mama no invasivo en mujeres, y se considera un factor de riesgo o precursor para el desarrollo de un cáncer de mama invasivo.
La asociación entre la actividad física y este cáncer indicaría que el ejercicio podría actuar como factor de protección en las primeras etapas del proceso de carcinogénesis, pero no se ha encontrado esta relación.
Un estudio previo, encontró que cuando se trata de cáncer invasivo, las mujeres que realizan ejercicio de forma frecuente, tienen un 14% menos riesgo de desarrollarlo, una vez que llegan a la menopausia.
Estos mismos resultados se encontraron luego un estudio realizado por la Fundación Internacional para la Investigación del Cáncer (WCRF, por sus siglas en inglés) en el año 2007, y en su actualización en 2010.
Este trabajo concluyó que existe suficiente evidencia sobre este efecto de protección de la actividad física, si bien esta evidencia es aún más convincente en el caso de las mujeres menopáusicas.
Aunque los especialistas siguen advirtiendo que siempre es mejor llevar un estilo de vida saludable para prevenir enfermedades. (ABC)
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